4 errores al hablar de divorcio con los hijos
- mariel.contreras
- 18 sept 2019
- 3 Min. de lectura
De acuerdo con la INEGI (2019) en los últimos años el número de divorcios ha aumentado de 15.1 divorcios por cada 100 matrimonios en 2010 a 28.1 en 2017. A pesar de que el porcentaje de divorcios va en aumento y es un tema mucho más abierto, mucha gente sigue teniendo dificultades para abordarlo con los hijos de manera adecuada. A continuación, algunos errores comunes al comunicar el divorcio a los hijos y cómo evitarlos.

Evitar el tema
Los niños se dan cuenta de todo y saben cuando algo está pasando con sus papás. El cerebro busca explicaciones y si los padres no le dan la adecuada información al niño lo más seguro es que él llegue a sus propias conclusiones. Lo más común es que se adjudique la culpa y piense que sus papás pelean por algo que él hizo. Cuando esto sucede, el niño es propenso a desarrollar algún tipo de síntoma como la agresividad con hermanitos o compañeros o conductas regresivas como mojar la cama. Por eso, es importante explicarles de forma clara, directa y concisa a los niños que una separación está llevándose a cabo; explicarles que ellos no son culpables y que sus papás, aun que estén separados van a seguir siendo sus papás y los van a seguir queriendo siempre.
Decir mentiras o dar falsas esperanzas
Muchas veces por querer proteger al niño y evitar que sufra se le dice que todo va a estar bien y que sus papás se van a arreglar cuando ya hay un divorcio en trámite. Es difícil porque en el proceso de divorcio hay varias etapas de reconciliación y separación. Esto crea inestabilidad y un sentimiento de traición por parte de los niños cuando se enteran de lo que en realidad está pasando. Así también, hay papás que hacen promesas de regresar y después fallan en cumplirlas. Ante esto, el niño puede generar desconfianza hacia sus padres y hacia las demás personas en el futuro. Por lo mismo, antes de tomar decisiones por impulso, es imprescindible hablar las cosas con la pareja y ya teniendo una resolución definitiva, entonces hablar con los hijos.
Hablar mal del otro padre
Aunque es esencial decirles la verdad a los hijos, dependiendo de la edad, hay información que es adecuada y otra que no es adecuada compartir. Por ejemplo, si hubo alguna infidelidad, en ocasiones la parte afectada busca la compasión de sus hijos y que ellos se pongan “de su lado” al hablar mal de quien cometió el error. Quien fue herido debe de encontrar un confidente en otra persona adulta como un amigo, familiar o terapeuta para desahogar sus resentimientos. Lo mejor es que los hijos puedan tener contacto con ambos padres y que éstos estén en el mismo canal. Esto da a entender a los hijos que siguen siendo buenos compañeros y qué pueden colaborar para poder cumplir con todas las necesidades de los hijos. De esta forma, ellos pueden crear imágenes positivas de ambos padres y en el futuro crear relaciones de confianza con sus futuras parejas.
Usar a los hijos de mensajeros
Cuando hay discusiones y peleas entre los padres, en ocasiones, deciden dejar de hablarse y empiezan a usar a los hijos para llevar mensajes de un padre al otro. No es responsabilidad del niño hacer esto ya que el problema es entre los cónyuges y no con los hijos. Al meterlos a la discusión los están involucrando en el problema y pueden sentirse culpables por lo ocurrido. Los problemas de pareja se tienen que comunicar en pareja y los niños no deben de ser parte de estos.
Cuando un divorcio no es manejado de forma adecuada, se pueden generar muchos problemas y daño emocional en los hijos. Para que esto no suceda, es importante evitar esos errores al hablar con ellos, explicarles con claridad que papá y mamá ya no pueden vivir juntos y que a partir de tal día van a vivir en casas separadas. Explicar todas las cuestiones logísticas y anticiparlos a lo que va a suceder. Entre más claro tengan qué va a pasar y cómo va a estar su rutina, más seguros se van a sentir. Es importante ser paciente y entender que pueden tener reacciones de enojo, tristeza o frustración. También es posible que no reaccionen en ese momento y lo hagan hasta después, o que sigan teniendo dudas. Hay que estar ahí para ellos en ese momento y estar preparado para contestar todas sus dudas.
Todos los cambios son difíciles, con el tiempo van a ir asimilando la idea y ajustándose a la nueva rutina. Puedes buscar herramientas a través de un proceso terapéutico para que tanto tú como padre como tus hijos puedan afrontarlo de la mejor manera.
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